Noticias de Beto Cuevas y su Ex Grupo la Ley 

 
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Beto entrevista


Fecha de la Noticia: 2008-12-21



Beto Cuevas no se aburre de repetir que vive una nueva etapa. Con su primer disco solista tras prácticamente 20 años al mando de La Ley, ya no le interesa únicamente la música. Ahora también habla de "Patagonia sin represas", ampolletas ecológicas, catolicismo y bastante más.

Las preocupaciones de alguien que vive de la música, a veces, son otras. Un ejemplo: hace un par de años, en su casa de Los Ángeles, California, Beto Cuevas (41) se acercó a saludar a Diego, su hijo, y lo encontró frente al computador. El chico tenía abierto Limewire -un programa para compartir principalmente archivos MP3- y Beto Cuevas se espantó. Entonces, el eterno vocalista de La Ley que ahora intenta rehacer su carrera como solista le preguntó a su hijo si le gustaba su casa, su colegio, su pieza, si estaba acostumbrado a vivir como vivía. Porque, le advirtió, todo ello podía acabarse si él seguía bajando música de la web. Desde ese día, Beto Cuevas sospecha que nadie lo hace en su casa.

Pero hay otras cosas, claro. El año pasado, por ejemplo, Cuevas viajó a conocer el Parque Pumalín y algunas zonas de Aysén, invitado por la ONG estadounidense Natural Resources Defense Council. Al regreso, tanto fue su ánimo, que diseñó una postal para la campaña "Patagonia ríos vivos" y subió a YouTube un video apoyando la cruzada de "Patagonia sin represas". De paso, al final de los agradecimientos en "Miedo escénico", el disco que acaba de lanzar y que lo traerá a Chile el próximo verano, Cuevas le agradece a Dios, a Jesucristo y -literalmente- a "todas las inspiraciones que me regala la naturaleza que nos rodea y que debemos, a toda costa, proteger para las futuras generaciones".

- ¿Parece que te está importando mucho el tema ambiental?
- Yo siento que la relación entre el hombre y el planeta está en crisis. El calentamiento global es real y no es un asunto discutible, como algunos republicanos sugieren. Es grave, muy grave. Esto es algo creado por el hombre que está deteriorando el planeta y nos está cambiando la vida a todos. No hay planes, no hay estrategias para generar consumos eficientes.

- ¿Y qué se puede hacer?
- No se debieran vender más las ampolletas normales, por ejemplo. Debieran obligar a usar de esas ampolletitas que ahorran. Todavía hay una protección de los intereses privados y no del bienestar de las futuras generaciones. Para mí es importante hablar de esas cosas, sobre todo cuando tengo una audiencia que escucha lo que digo, a la que intento despertar.

- Y de un tiempo a esta parte, ¿has visto cambios?
- La verdad es que siento que falta una toma de conciencia real y no me gustaría que tenga que pasar algo extremo para que la gente agarre la onda. La gente no sabe que una represa tiene una vida útil de 80 años y desmantelarla cuesta 4 veces lo que cuesta construirla. Entonces esto es una bomba de tiempo. ¿Qué hacemos con algo que no sólo es feo sino que contamina todo lo que crece alrededor?

- ¿Tú votas?
- No, tengo una visión distinta de la política. Pero no estoy en contra de votar. Me parece importante hacerlo, pero a mí la politiquería me desilusiona. Ahora, en mis puntos de poder, yo practico la política.

Lavar los cuarzos

Beto Cuevas es delgado, alto y camina con calma. Pero no pasa desapercibido. Tanto que le toma sólo segundos sacar del protocolo al personal de un hotel en Avenida Vitacura. Algunos se quieren tomar fotos con él y el cantante -al que, por estos días, pretenden llevar al Festival de Viña- no se hace problema. Sólo sonríe, abraza a sus fans y sigue caminando con la misma pinta con que subiría a un escenario. Si hay que repetir fotos, no hay problema, Beto Cuevas sólo sonríe.

Es como si, pese a los pantalones apretados y las pulseras pokemonas, el chileno criado en Montreal, Canadá, viviera en una extraña paz. Una calma con olor a libros de autoayuda que, de algún modo, hace ya tiempo se cuela en sus entrevistas y encuentra un lugar en canciones como "La historia que nunca vamos a contar", del reciente "Miedo escénico".

- ¿Cuál es tu relación con la espiritualidad?
- Yo tengo una filosofía bastante abierta con respecto a la religión. Fui educado como católico, pero tengo mis reservas sobre lo que pienso del sistema eclesiástico, pero por supuesto que tengo fe. Los católicos dicen que si creo en Dios todopoderoso y en Jesucristo, no puedo creer en la reencarnación. Sin embargo he leído varios libros y yo sé que Jesús era un hombre, un esenio, una persona que estudiaba mucha filosofía. Entonces cuando Jesucristo habla del perdón, de que el peor de todos los maleantes puede llegar al reino del Señor, yo creo que ese perdón se ejerce a través de la posibilidad de poder volver y hacer mejor las cosas. Por eso a mí lo que más me convence es la reencarnación. Poder reencarnarse en otro cuerpo y tener la oportunidad de hacer las cosas mejor. Mi religión no habla ni acepta esas cosas, mi religión ha inflingido mucho dolor a lo largo de la humanidad.

- ¿Pero te consideras católico?
- Creo en Jesucristo como hombre. Pero también creo que él perfectamente puede haber sido amante de María Magdalena. Y sé que hay personas que se pueden ofender. Pero de todas maneras es un personaje inspirador para mí. Y lo siento a un nivel espiritual. Cuando lo necesito sé que su espíritu, su filosofía, está cerca de mí.

- Desde hace tiempo se nota en que tus letras y en las entrevistas hablas más de estos temas...
- Sí, pero no quiero quedar como el gurú que está todo el día meditando. Pero ojo, he aprendido a hacerlo y a calmar mi mente.

- ¿Y meditas bajo algún sistema, con algún maestro?
- No. He estudiado varios sistemas, pero sobre todo controlo la respiración. Trato de poner mi mente en blanco. Pero tampoco es que esté clavado en eso. Espero que en mi vida -y en mi evolución como ser humano- logre llegar a estados espirituales más elevados para poder vivir con paz y despedirme de este mundo de una manera amable, aunque uno tampoco maneja eso.

- ¿Haces algo más de eso en tu vida cotidiana?
- Trato de practicar reglas universales que se repiten en muchas religiones. Intento no hacerle daño a nadie, no tener sentimientos de odio, ni de envidia, que son muy comunes en el medio en que estoy, y cuando comienzo a sentir algo que se acerca a eso, trabajo para sacarlo de mi sistema. Trato de ayudar a los demás a través de varias causas, también. Trabajo en Los Ángeles con niños con cáncer en una fundación que se llama "Padres contra el cáncer". Los ayudamos además porque son familias que están ilegales. No tienen ningún derecho, el Estado no les aporta nada y nosotros les damos ayuda.

- ¿Eso lo haces desde que dejaste La Ley?
- No, desde antes, pero desde que terminé con el grupo lo estoy haciendo más activamente. Voy a ver a los niños, he pintado guitarras para subastarlas y todo eso.

- ¿Y crees que este disco se inserta en ese mismo cambio?
- El disco es una reacción a mis últimos tres años de vida. Yo siempre había vivido viajando, y cuando dejé de tocar con La Ley recobré cierta calma que no tenía. Cuando llegas a eso es una sensación muy agradable, pero también se mezcla con reflexiones sobre la vida.

- ¿Como cuáles?
- Ahora, por ejemplo, mis hijos son adolescentes, están más grandes y ya no necesariamente quieren estar conmigo. Ese tipo de cosas me llevaron a reflexiones profundas y, hasta cierto punto, muy tristes y melancólicas. Eso se transformó en un proceso creativo muy fructífero. Por eso, éste es un disco muy humano. Siento además que es un buen trabajo, que me pone en un lugar en el que manejo mucho mejor mi condición como compositor, como instrumentista. Además, en este disco quiero dirigir todos mis videos.

- ¿Y por qué quieres dirigir?
- Porque me he preparado y tengo ganas de hacerlo. Si nadie me da la oportunidad, me la doy yo. Ahora estoy impulsando mi barco solo. Además este cambio, este feng shui de mi vida que fue separarme de mis compañeros, fue algo muy provechoso.

- ¿Y no te presionas para volver a obtener los mismos reconocimientos?
- Los premios y los reconocimientos son importantes cuando ya los tienes. No antes. He aprendido eso con mis filosofías de vida. Ahora no tengo expectativas y se siente muy bien no tenerlas. Eso lo aprendí en la práctica. Es sentirse bien haciendo lo que uno hace en el presente. Y, de ahí en más, lo que sucede es lo que tiene que suceder. Es una especie de calma a la que uno se entrega. Es un ponderador del ego.

- ¿Alguna vez sufriste esa fiebre de ego?
- Lo sentí como a los 22, cuando partí, ahí se me subieron un poco los humos a la cabeza, pero rápidamente me di cuenta de que no iba por ese lado. Vi a tanta gente soberbia que me di cuenta de que no quería ser así. Por eso comencé a explorar otras formas alternativas de ser. Muchas veces, cuando el ser humano vive situaciones personales que no son agradables, para olvidar te pones a tomar o te drogas. Yo hago música.

- ¿Y este disco también fue como una terapia?
- Fue una forma terapéutica de somatizar. Es como vomitar lo que te pasa en una obra. Siento que en el disco está toda esa energía. El arte tiene que servir a la gente, tiene que ser una terapia para los fanáticos...

- Jodorowsky escribe del arte como sanación, ¿no?
- Sí, hablando de eso, también tengo un tarot. Me lo compré hace muy poco, es el tarot del viajero.

- ¿Y cuál es ése?
- Es uno en donde sacas una carta al día y la interpretas muy intuitivamente. No te digo que sea un tarotista, pero quizá algún día lo haga. En una de ésas, cuando sea viejo, voy a estar como Jodorowsky sacando el tarot. Aunque en Los Ángeles tendría mucha competencia. Sería un mal negocio.

- ¿Y cómo llegaste al tarot?
- Sin querer. Entré a una tienda buscando cuarzos y lo encontré.

- ¿Cuarzos?
- Sí, todas las piedras tienen propiedades. Ciertos cuarzos, por ejemplo, pueden absorber las cosas negativas que andan en el aire. Después, cuando los quieras descargar para volverlos a usar, sólo tienes que lavarlos con agua, sal y luna llena.



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